jueves, 20 de marzo de 2014

Publicitario

Camino por las calles internas del barrio sur rumbo a la Ciudad Vieja. Al llegar a Ejido veo que está cortada por vayas y hay una cantidad considerable de gente, puedo apreciar unos enormes focos alumbrando toda la calle y cámaras, muchas cámaras. Decido que eso no va a cortar mi camino y me hago un lugar entre el enrejado y la multitud para así poder seguir. Un tipo de más o menos mi edad, pero mucho mas alto que yo, se arpoxima con intención de hablarme. Lo primero que se me viene a la cabeza es que va a intentar sacarme, y resignado dejo que se me acerque; pero no, viene a explicarme que están grabando una publicidad y que él es un extra.

La publicidad consiste en un desfile de cosas bizarras (que para mi quiere decir “extrañas”. Ya se que bizarro en español no es la traducción del “bizarre” inglés, por lo tanto no es sinónimo de “raro”, pero a mi me gusta usar la palabra de esa forma y me cago en la RAE). Por la calle desfila todo aquello que normalmente desfila en algún evento o celebración, ya sea un desfile de moda, militar o de carnaval, todo está ahí. Marchan modelos famosas (de las que no distingo a ninguna en particular, pero asumo son famosas), autos, carros alegóricos, dobles de famosos a modo de “estamos caminando por la alfombra roja”, y muchas bizarreces (si, bizarreces) más. Particularmente me llama la atención una doble de Shakira, muy mal lograda y que, siendo generoso, la triplica en edad.

Mi acompañante, el señor alto, propone que los extras (entre los cuales ahora me incluye sin siquiera consultarme) intentemos tocar a quienes desfilan a través del vayado para que la publicidad se sienta mas realista (como si eso fuera posible). Alguien de la organización del evento se acerca, le da a Mr. Alto su mochila y lo invita a retirarse. Aparentemente en el mundo de las publicidades oníricas no cae muy bien eso de que los extras opinen sobre lo que habría que hacer, y algo me dice que en las publicidades no oníricas eso tampoco debe caer en gracia. Alto me dice que en parte es bueno que lo hayan echado porque ahora voy a poder mostrarle mi auto, que no entiendo por qué asume lo tengo a la venta. Intento deshacerme de mi, cada vez mas molesto, acompañante yendo en el sentido opuesto al que él decide tomar, pero me detienen y me piden que pase a un cuarto, que me van a hacer unas preguntas.

La habitación es blanca y completamente ciega, no tiene ningún tipo de abertura, a no ser por la puerta de entrada (y salida). Habemos unas diez personas sentadas en sillas con mesitas incorporadas, al estilo liceal. Se nos informa que van a hacer un estudio de mercado y que la publicidad era sobre un juego precuela de “Game of Thrones”. Me preguntan si yo lo compraría y contesto: “Para mi rinde”.

sábado, 6 de abril de 2013

Elfos


Es hora de partir de Montevideo, esta ciudad al norte del mundo, rodeada de bosques. En mi cabeza el mapa de donde estoy y a donde voy está muy claro. Tomo mi escaso equipaje y me voy rumbo al este, atravieso valles y praderas para llegar a una ciudad de elfos. Hay fuentes por todos lados, abundantes fuentes, el sonido de los chorros de agua se escucha constantemente. Es una ciudad por demás hospitalaria, paso días y días ahí antes de seguir la marcha. Mi próxima parada está al sureste, la ciudad portuaria más grande de la zona (una ciudad de humanos esta vez), la que comunica esa región con la otra que está mas allá del mar que divide el norte del sur. Al llegar veo un inmenso barco, se trata de una ciudad flotante de elfos del bosque, que abandonaron su lugar de origen generaciones atrás y ahora viven en el medio del mar, parando en algún puerto cada tanto; toda su historia me la explican mientras abordo su ciudad en calidad de invitado.


Al tiempo de comenzar el viaje, y ya en mar abierto, la maquinaria de la ciudad flotante deja de funcionar y la nave pasa a ser una ciudad a la deriva. La comunidad (que ahora me incluye) tiene que replantearse la forma de vivir, hay pocas esperanzas de abandonar el mar. Pasan algunos años, tengo un hijo semielfo con una de las elfas del barco, no se muy bien que edad tiene ahora, pero seguro que no llegó a la adolescencia aún (mi hijo, no la elfa... pedófilo no soy). Con delirios de grandeza uno de los elfos mas influyentes intenta hacerse con el poder absoluto de la comunidad, pero sus intenciones son inmediatamente rechazadas por todos y se lo exilia a la otra punta del barco, donde nadie nunca va. Cada tanto reaparece con amenazas; pasan meses, años quizás, y esa situación se mantiene incambiada, hubo que acostumbrarse a convivir con "el loquito de la otra punta". Pero llegó el día, el más trágico de todos, las amenazas se cumplen, aprovecha la noche para asesinar a todos los elfos del barco (incluyendo a mi esposa), y secuestra a mi hijo. Solo quedamos yo y él; yo entre los cadáveres  él en su rinconcito de la ciudad flotante, escondido, esperando. Enceguecido voy en su búsqueda y comenzamos una pelea feroz, aprovecho un desliz para tirarlo al mar, pero me agarra y caemos los dos. Su agilidad en el agua es asombrosa, y cual villano de película, me explica que los elfos se adaptan mas fácil que los humanos a su entorno, unas pocas generaciones en el agua fueron suficientes para que las hojas de sus manos y pies adoptaran también la función de aletas para nadar. Le digo que el no es el único elfo que queda vivo, que no se considere en ventaja, y en ese momento, cual héroe de película, mi hijo me salva del inminente ataque y logra llevarme hasta una cámara de aire abajo del barco. Identifico claramente la sala de máquinas, y de alguna forma la hago explotar. El barco comienza a hundirse, la ciudad entera se pierde bajo el mar. Logro escapar y llegar a dos botes salvavidas atados entre si. Mi enemigo no lo logra y, pese a su habilidad en el agua, el cansancio hace que no resista mucho mas. En un gesto de bondad absurdo (del cual, incluso despierto, aún me arrepiento) desato los botes e impulso el que no estoy usando hacia él para que pueda subirse. La corriente nos lleva al puerto de humanos del que partimos hace muchos años ya. Una vez atendidos y recuperados, gracias a  los lugareños, le sugiero que se vaya a la ciudad élfica de las fuentes, que ahí nadie recordará lo que pasó y podrá redimirse.

Pasaron muchos años, no volví a ver a mi hijo, sigo viviendo en la ciudad-puerto. Anuncian que desde la norteña ciudad de las fuentes viene el gran escritor a firmar libros, el único que sobrevivió al naufragio de la ciudad flotante de los elfos, el héroe que se convirtió en un ejemplo de vida, el admirado, pero solo yo se que el único mote que le cabe es "el mentiroso". Nadie parece recordar que yo también estuve ahí y me siento sumamente impotente. Lo reciben con una gran fiesta, hay cola para que firme ejemplares de su best-seller. Me acerco con el mio en la mano, me pregunta para quien es, le digo quien soy. Se ríe. -Es normal que los lectores se identifiquen con un personaje del libro, al punto de creer que son ellos.- Dice en voz alta. En una sucia jugada me trata de loco, si estoy loco no podré refutar su verdad.

sábado, 23 de julio de 2011

Walking

Dead

Ya hace mucho el mundo fue tomado por los zombies, los sobrevivientes al apocalipsis aún están aprendiendo a convivir con las nuevas y constantes amenazas. Un grupo de personas decidió asentarse en un balneario alejado; en ésta época del año nadie vive allí, y en todo buen manual de como sobrevivir a una epidemia de muertos vivientes se aconseja alejarse de las grandes urbes. Por mas que en los alrededores hay cómodas casas de veraneo el grupo decidió vivir en sus vehículos, eso hará mas fácil la huida; porque si algo han aprendido en este tiempo es que tarde o temprano siempre hay que huir.

Nuevos integrantes del grupo fueron encontrados en una de las casas de la zona. Se trata de tres hermanos, un varón de unos 18 años, una niña de 12 y el menor de no mas de 7. Los padres partieron hace unos días prometiendo volver; aún no lo hicieron y está claro que no lo harán. Cuando se unieron a los nómadas les aconsejaron no vivir más en la casa y ahora pasan los días frente a ella, en un viejo Mustang, uno de los autos de sus padres, el que no se llevaron. Los niños aprendieron rápido, los dos menores consiguen comida dando lástima entre los más generosos y contando falsas penas; el mayor nunca se aleja mucho del auto, lo está cuidando constantemente, no por el vehículo en si, sino porque en la aguantera y en el baúl guardan toda la reserva de comida.

La noche se acerca y alguien le hace saber al hermano mayor que habrá una fiesta organizada por un grupo de sobrevivientes más jóvenes en un boliche de la zona llamado THC. Dentro de este caótico y desolado nuevo mundo no le vendría nada mal un poco de diversión piensa. Enciende el Mustang, pone reversa y lo estaciona bajo el porche de entrada de la casa, aunque debido a su inexperiencia como conductor lo choca levemente contra una de las vigas de madera que lo sostienen; pensó que ahí estarían mas seguros sus hermanos mientras él estuviera ausente.

THC supo ser el mejor baile del verano, cada noche se llenaba de jóvenes veraneantes, pero como todo en este nuevo mundo, perdió su magia; tablones de madera cubren cada una de las ventanas, y por atrás de los tablones unos cortinados y algunos cartones sellan cada posible entrada (o salida) de luz. Los organizadores tomaron todas las precauciones necesarias para que desde afuera no se note el movimiento y la luz del interior, es sabido que eso atrae a los zombies, pero quizás también debieron ser precavidos con los decibelios de la música, que son fácilmente audibles desde unos cuantos metros antes de llegar. Ya en el lugar el adolescente (me gustaría ponerle un nombre para hacer mas fácil la redacción pero la verdad es que no lo sé) golpea la puerta, rápidamente lo hacen pasar y bloquean la entrada. Todos parecen divertirse en el interior, a pesar del lúgubre aspecto que le da al lugar la iluminación por velas y mantillas todos la pasan bien al ritmo de la música.

En el "campamento" una pareja, algo así como los líderes del grupo, nota la ausencia del mayor de los hermanos. Sin mucha necesidad de persuasión (por algo eran los líderes) logran que la niña indique a donde fue su hermano. Una fiesta era algo extremadamente peligroso, había que detenerla y allí van.

Al llegar a THC, armados con el arma mata-zombies por excelencia: escopetas, irrumpen de prisa en el lugar y obligan a detener la fiesta. Pero incluso en los sueños esto es predecible, llegan tarde; al detener la música escuchan el típico sonido gutural que nadie quiere escuchar durante un apocalipsis zombie. Luego todo es caos, adolescentes corriendo, otros siendo atrapados, disparos de escopeta de los únicos dos armados, entrañas... lo normal en estos casos.

La pareja y el dieciochoañero logran escapar hasta volver al campamento; la noticia no es de lo mejor, los zombies están muy cerca, hay que huir nuevamente. La procesión empieza, el hermano mayor conduce el viejo Mustang como nuevo integrante de la caravana sin rumbo. Al pasar cerca de un aeropuerto uno de los equipos del grupo detecta una señal wifi, es indicativo de que en la terminal aérea hay energía y probablemente comida, así que hacia allá van. Entran con cuidado, pero el lugar está vacío, no hay amenaza aparente. El hermano mayor lleva consigo una laptop con algo de batería aún, así que aprovecha el momento para entrar en internet y da una tranquilizadora noticia al resto del grupo: hay varios grupos de sobrevivientes con acceso a internet y están intentando comunicarse con otros sobrevivientes en todo el mundo.

Quizás algún día sueñe una segunda parte.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Actos

Facultad de Química, por ingresar al práctico, la verdad que no estudié mucho para hoy no se como me irá, las empanadas no son un tema fácil. Entro en el laboratorio y me encuentro con mucha gente que reconozco, compañeros de facultad y de trabajo mezclados. Todos tenemos en frente un cuestionario y un plato de empandas; la primer pregunta pide que demos tres consideraciones a tener en cuenta a la hora de calentar una empanada, la verdad es que solo puedo recordar una, así que intento copiar la respuesta del compañero que se encuentra a mi derecha en la mesada de trabajo, pero es un poco redundante en su respuesta y cada puntualización se parece a la anterior pero con distintas palabras... me parece que está payando. Por suerte las preguntas siguientes son mas sobre gustos personales, así que me resultan fáciles.


Una compañera me pide salir al pasillo, me dice que cerró el candado del locker y dejó la llave adentro. La acompaño y la espero al lado de la taquilla mientras va a pedir prestada una sierra de mano al laboratorio de en frente (al parecer siempre es útil tener sierras de mano en Facultad de Química). Vuelve con la herramienta y la ayudo a serruchar el candado, la operación es un éxito.


Luego del parcial práctico de empandas junto mis cosas y me voy, tengo que llegar al acto político... a los actos políticos en realidad; hoy se lanzan las campañas, el Frente Amplio preparó un gran evento y el Partido Nacional dos. El primer acto de los blancos fue en la mañana, llego al lugar donde se realizó, parece ser Bulevar Artigas y la rambla, pero ya no queda mucho más que el escenario, así que no tengo nada que hacer ahí. Cargo agua en mi botella y comienzo a correr por Bulevar hacia arriba como si estuviera en medio de una carrera. Llego al segundo escenario (a la altura de la Facultad de Arquitectura) y me encuentro con una multitud, las convocatorias del Frente siguen siendo tan masivas como de costumbre (al menos que hablemos de la campaña a la intendencia de Ana Olivera, con suerte iban sus familiares). Me detengo en lo que parecen ser las escaleras de un subte, pero estoy tan abajo en los escalones que se me hace imposible ver el estrado, eso le quita sentido al estar ahí, así que adopto nuevamente mi actitud de maratonista y sigo corriendo por Bulevar hacia el lado de Tres Cruces.


En el escenario de Tres Cruces se está llevando a cabo el segundo acto del Partido Nacional, no hay mucha gente, el paisaje es prácticamente desértico... literalmente. Hay mucho polvo rojizo, cactus, y hasta las bolas hechas de algún tipo de vegetal que pasan rodando en los westerns, incluso hay corrales con ganado. Me acerco a un corral y veo sentado sobre un fardo de paja al “Licenciado” Petinatti hablando sobre tenis con un compañero de mi trabajo (que también estaba en el práctico de empandas conmigo). Quiero meter bocadillo y preguntarle a mi colega como le fue con las preguntas del parcial, pero “el Peti” no me deja hablar, me parece que sabe que no le tengo nada de aprecio... ¡Pero que tipo atrevido! ¡Este es mi sueño!


domingo, 27 de febrero de 2011

Catedral

Es algo así como una iglesia, pero mas pomposa que la mayoría, me arriesgaría a decir que es una catedral. En lugar del altar hay una piscina larga que comienza donde terminan las filas de bancos y tiene su fin muy atrás, prácticamente se pierde de vista; definitivamente debe ser una iglesia muy grande. Estoy totalmente desnudo, flotando en el agua de la piscina, relajado, creo que soy el Papa, Cardenal, o un Monseñor, no se muy bien qué, pero mi cargo es muy importante.

Salgo del agua, me visto con una bata blanca y subo unas escaleras de piedra que pasan desapercibidas, como si estuvieran escondidas en la pared. Al llegar al extremo superior me encuentro con un living de lo mas común: un cuarto blanco con unos sillones y una mesita, dos puertas en una de las paredes y no mucho más. Poco después de adentrarme en la habitación aparece tras de mí una promotora de ANDA que me ofrece afiliarme, pero le digo que "no, gracias", la evito y me meto en mi cuarto. No se cuanto tiempo pasa, pero salgo y la promotora sigue ahí, esta vez intentando afiliar a mis padres, que también buscan evitarla. Sin prestar mucha atención a la escena bajo las escaleras para volver a la piscina/altar.

Todo es oscuridad, alumbro con mi celular y veo a dos personas sentadas en los bancos delanteros. No se quienes son, me dicen algo que no logro entender. Vuelvo a las escaleras para perderme, pero esta vez desciendo.

Llego a una cueva, ahora visto una armadura, acabo de meterme en una especie de juego. Tallada en una de las paredes de la cueva está la estatua de una guerrera; los (aproximadamente) cuatro metros la hacen bastante intimidante, el hecho de que comienza a moverse la hace demasiado intimidante. Empieza a blandir su espada y ataca lanzando rayos láser desde sus ojos, por suerte tengo mi celular a mano y contraataco utilizándolo en el modo lanzallamas. El fuego parece no tener efecto en ella así que corro hacia la salida de la cueva, llego a un soleado jardín. Tengo que alcanzar la pequeña habitación que se encuentra en el otro rincón, atravieso el patio corriendo por el pasto y antes de llegar un espadazo me hiere el brazo, de todas formas entro a la habitación y me encuentro con la (para nada grata) sorpresa de que, como si de Droopy se tratara, la estatua está ahí adentro. Pongo música en mi celular y la guerrera de piedra comienza a bailar, creo que es el momento oportuno para atacar otra vez así que vuelvo a usar el teléfono como lanzallamas... mala idea, ella se dispone a atacarme nuevamente, intento escapar, es inútil. Game over.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Tritón

Estoy en el trabajo, hace poco empezó a llover torrencialmente y eso por alguna razón impide seguir con las actividades, así que me siento frente a una computadora y comienzo a buscar fotos del Río Uruguay en Google. Una de las imágenes me llama la atención, se trata de un lago confinado entre grandes riscos rocosos; sin ser por la presencia de ese lago el resto del paisaje se ve bastante desértico; escasa vegetación, suelo rojizo y una ruta que pasa cerca de allí es todo lo que se ve mas allá del lago y los riscos. "Esto no es el Río Uruguay" pienso y llamo a un compañero para que confirme mi sospecha:
-No, no es el Río Uruguay. - Responde mi compañero cuando le planteo mi duda.

De repente ahí estoy, el sitio que hasta hace un segundo apreciaba a través de un monitor es ahora mi locación. Se puede ver cierto alboroto a la orilla del lago, hay un montón de vehículos estacionados y gente que apunta hacia el agua. Me acerco al lugar y el motivo del revuelo es evidente, hay un hombre-sirena (habitualmente llamados tritones) nadando y mostrándose frente a los presentes.

Mi punto de vista cambia drásticamente; estoy en las aguas del lago siendo observado por un montón de gente, nadando y mostrándome frente a los presentes. La sensación de libertad que me da el poder nadar a esa velocidad es indescriptible, unos pocos aletazos de mi cola alcanzan para desplazarme metros y metros bajo el agua, pocas veces me sentí tan bien como en ese momento, podría hacerlo por horas... pero no.

Me llevan a un hotel que tiene una especie de estanque acondicionado de forma tal que intenta imitar el lago del cual vengo, pero no se siente ni por casualidad tan bien. Una mujer joven muy atractiva, de pelo rojizo, largo y enrulado, entra al agua conmigo e intenta enseñarme un número de baile acuático que se supone debo hacer con ella en los próximos días para atraer a los turistas. Simulo torpeza y no hago ningún truco bien para no tener que ser parte de ese show.

Frustrada, la muchacha se retira a su habitación y yo salgo tras ella para intentar descansar en un lugar tranquilo. La cola de pez que era mi cuerpo desde la cintura hacia abajo se transforma rápidamente en un par de piernas humanas en el momento que salgo del agua, pero camino con torpeza y caigo sobre una mesa llena de piezas de arte. El dueño del hotel aparece inmediatamente en el lugar y me increpa diciéndome que se dio cuenta que estoy fallando en la coreografía a propósito, aparte de eso piensa que acabo de romper su costosas obras de arte en señal de furia (y no se hasta que punto no tiene razón, porque me sentí muy bien al hacerlo). El hombre enojado me dice:
-Esto solo tiene una solución: prisión colombiana. - Y llama a alguien de seguridad.
Realmente no logro entender de que se trata eso de "prisión colombiana" e intento explicarle al guardia la situación, así que lo llevo hasta la habitación de la pelirroja. Golpeamos la puerta, ella abre y se sienta en el suelo frente a su cama, donde también se encontraba una amiga suya.
-¿Conoce a este hombre? - Le pregunta el guardia.
-No. - Contesta ella con cierto desprecio.
-¡Si me conocés! - Grito descargando la frustración que me provoca el momento.
-Puede ser que lo conozca si. - Dice ahora la pelirroja - Pero de todas formas a vos no te conozco. - Le dice al hombre de seguridad como si no hubiese entendido el papel del uniformado allí.

La situación y la presión me superan en ese instante y salgo corriendo, necesito escapar.

jueves, 10 de febrero de 2011

Chile

Es una habitación bastante grande; el hostal en el que me estoy quedando es una casa antigua, el techo es alto y los ambientes amplios, pero pese a las dimensiones del lugar, el cuarto queda chico ante la cantidad de gente que lo compartimos. Somos unas quince personas, el lugar está tan superpoblado que algunos incluso duermen abajo de las camas o sobre el ropero. La situación, por mas que refleje incomodidad, está lejos de ser tal, todos estamos contentos de estar ahí... creo, ya que no tengo muy claro quienes son los otros, solo logro reconocer a unos pocos amigos que duermen en los colchones que rodean al mío.

El sol cae y hay que apurarse, hay que llegar al evento (que no se realmente que es); como de costumbre todos se retrasan. Salimos en grupo a la estación de metro mas cercana, pero me olvide de mi Bip! así que tengo que comprar una nueva. La cajera me aclara que si es la segunda vez que la saco me sale mas barata:
-Si, ya tengo una pero me la olvide. -Le digo.
-Ok, dame el número de tu otra tarjeta. -Responde.
-No lo se, la deje en Uruguay.
-Bueno, no importa.
Le pago la nueva Bip! con dos mil pesos chilenos y le digo que con el cambio me cargue el saldo de la tarjeta.

Ya subiendonos al metro vemos llegar un grupo de personas vestidos de escolares, que extrañamente en Chile también usan túnica blanca y moña azul. Alguien nos hace saber que se trata de un flashmob y seguimos viaje.

En mitad del recorrido mi cuerpo comienza a flotar, una luz me ilumina y todo al rededor se pone gris. Me doy cuenta de que se trata de un sueño y empiezo a volar sobre mi entorno vacío y monótono... entonces despierto. Estoy en el metro, aun rodeado de los "escolares", y le comento a mi compañera de asiento (que no reconozco):
-Esto es raro, estoy soñando y acabo de tener un sueño dentro del sueño.

...entonces despireto.