miércoles, 6 de enero de 2010

Zombies

Estoy en el trabajo, mis compañeros tienen una actitud sospechosa, ocultan algo, así que bajo las escaleras. Estoy en mi casa, esto de vivir en la planta baja de mi trabajo me resulta muy útil. Mi madre también actúa de manera extraña, me dicen que me vista como para salir... no se a donde vamos, pero estamos yendo.

La carretera es larga, el sol pega como en el mas caluroso de los días de enero, de hecho estoy seguro de que este es ese día. Nos detenemos al final del camino, bajamos del auto y lo dejamos en el estacionamiento en el cual muere la ruta. Frente a nosotros hay un supermercado Multi Ahorro, mis acompañantes se adentran en el mismo, yo no. Miro a mi alrededor para observar el paisaje casi desértico, tonos amarillentos y amarronados es todo lo que se logra ver. Detrás del supermercado se irgue una gran cantera de roca, es imposible ir mas allá. Hacia la izquierda del lugar logro distinguir, casi incrustado en la roca, una especie de taller mecánico. Sus paredes y techo son de chapa, la antigua y precaria edificación deja notar el paso del tiempo a través del herrumbre que todo lo cubre; hacia allí me dirijo.

Fuera del taller, lavando un coche en mal estado, me encuentro con dos viejos amigos (un amigo y una amiga). Me explican que en el trabajo les hacen lavar los autos ahí cuando tienen algún tiempo libre, en ese momento me alegro de tener el trabajo que tengo. Escucho gritos, me doy vuelta para intentar ubicar de donde vienen y veo como un auto en llamas y sin conductor viaja a toda velocidad rumbo al supermercado. Inevitablemente choca contra la puerta principal y comienza un gran incendio. No logro salir de mi asombro por lo que acabo de presenciar cuando aparecen dos coches mas que, siguiendo los pasos del anterior, colisionan contra el comercio, pero esta vez ninguno de los dos estaban prendidos fuego y ambos tenían conductor.

Apresuradamente mis dos amigos y yo, ante tal confusión, intentamos refugiarnos en el taller, pero nos es denegada la entrada y nos cierran la puerta en la cara. Volteamos para intentar entender la situación, todo es caos... todo... la gente corre asustada, hay gente muerta, y gente muerta caminando... ¡Estamos viviendo un ataque zombie! Golpeamos la puerta para que nos dejen entrar, no sirve de nada, no tenemos respuesta.

Una zombie de rasgos y atuendos típicos japoneses se acerca a nosotros amenazante, blandiendo dos palos como si fueran katanas.

-Yo me encargo.- Dice mi amigo, toma dos palos del suelo y desplegando un gran conocimiento en artes marciales, se deshace fácilmente de ella.
-No tenía esa faceta tuya.- Le digo... no logro recordar su respuesta.

Inmediatamente después nos subimos al auto que estaban lavando y huimos, un grupo de zombies japoneses en bicicletas nos persiguen, pero no logran alcanzarnos, creo que estamos a salvo... creo.

1 comentario:

  1. ahh ta, menos mal que no pase a buscar mis entradas para el preestreno de zombieland

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